Soberanía Alimentaria y Pachakuti: Un acercamiento eco-justo al sistema de alimentación

Author Alexandra Buck Toledo

Autor Alexandra Buck Toledo

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Estoy en una comunidad campesina en las orillas del Lago Titicaca. La mesa está puesta y el vapor de la comida caliente sube a los cielos. Tomamos un momento para agradecer a todas las personas que entregaron su esfuerzo, sudor, labor, y cariño en preparar los alimentos que estamos a punto de disfrutar. Momento sagrado.

Comiendo, se puede sentir la calidad de los productos y el sabor intenso que se reveló a través de su conexión con la tierra. ¡Qué rico es comer comida fresca, pura, sin procesar! Una papa sancochada, recién salida de la tierra, sacando su piel y viendo detrás su variedad de colores, regalados por la Pachamama – Madre Tierra. Y mejor todavía – los mismos agricultores, orgullosos por su cosecha y por la posibilidad de compartirla con nosotros. Verdaderamente, momentos muy sagrados.

Todo esto tomó lugar en marzo cuando viajé a Bolivia en una delegación de Soberanía Alimentaria organizada por la institución estadounidense Food First. Formó parte de mi investigación actual de los sistemas de la alimentación mundial de manera política, económica, social, y – por primera vez aquí – espiritual. Empiezo esta reflexión con una imagen de la geografía del sistema de alimentación global y sigo con una introducción tanto política como espiritual al concepto de la soberanía alimentaria, concluyendo con la conexión de la soberanía alimentaria con la eco-justicia.

Los signos de los tiempos: plantas y platos

Lo que yo veo en el sistema de alimentación mundial actual es una tensión entre dos maneras de comer: el estilo industrial y el método agroecológico. El primer ejemplo es seguramente lo más “típico” en los Estados Unidos: supermercados, comida procesada en bolsas y latas, y platos rápidos. Este estilo de comer se basa en el sistema del mercado donde todo producto es siempre disponible – fruta en el invierno helado importada del Sur. Lo que el consumidor quiera, allí está, sin mancha, sin tierra, y sin…sabor.

Este modelo es lo que McMichael (2005) denomina el “corporate food regime” marcado por los agronegocios, la industrialización de la agricultura, los supermercados, y la comercialización de los alimentos. También, el régimen actual incluye en sí las contradicciones del proyecto del desarrollo: “the corporate food regime embodies the tensions between a trajectory of ‘world agriculture’ and cultural survival, expressed in the politics of ‘food sovereignty” (p. 278) ybasado en la práctica de la agroecología.

Alexandra HeaderAquí, entonces, tenemos la opción alternativa. Agroecológico no quiere decir simplemente “orgánico” porque lo orgánico también puede ser industrializado y mercantilizado. Esta opción alternativa se basa en los movimientos de jardines comunitarios, el acceso a mercados campesinos, y la revaloración de comida local y productos frescos.

Los dos modelos responden a la problemática globalizada del hambre, la desnutrición, y la inseguridad alimentaria. En el primer modelo, la idea es que el hambre se resuelve con la mayor disponibilidad de productos a través del comercio internacional (facilitado por los Tratados de Libre Comercio) y la producción industrializada, empujada por las multinacionales del agronegocio. De hecho, estos avances ayudan en el abastecimiento de productos a nivel mundial. En mi opinión, existen intereses corporativos que lucran aprovechando el modelo neoliberal y la mecanización de la alimentación sin importar calidad nutricional e impacto medioambiental.

Otro camino hacia la seguridad alimentaria es a través de la soberanía alimentaria, muy diferente en su propuesta al modelo neoliberal de la alimentación.

¿Qué es la soberanía alimentaria?

Viajé a las orillas del Lago Titicaca en Bolivia, así como al Altiplano Sur y los Salares, para conocer su manera de vivir y su producción de la quinua. En cada lugar, me preguntaba: ¿ésta es soberanía alimentaria? ¿En el Lago Titicaca, donde la gente vivía de su cosecha, pero los jóvenes mayormente se habían ido a buscar trabajo en otros lugares? o ¿en Rodeo, la comunidad modelo con certificación orgánica para un mejor precio de exportación de la quinua real? ¿Posiblemente los salares, donde la quinua y las alpacas cohabitan…pero donde los pueblos son abandonados y las familias solo vienen para cosechar?

CIMG0901 A Toledo¿Es soberanía alimentaria? Bueno, sí…y no. No es tan simple encontrar la “soberanía alimentaria” como un modelo de vida. Creo que vi, sentí, comí, y compartí pedazos de la soberanía alimentaria entre la complejidad de la pobreza, la falta de infraestructura rural, y la lucha política.

La soberanía alimentaria es una propuesta política procedente de la sociedad civil como una forma alternativa de organizar el sistema de la alimentación mundial. Salió en 1996 en reacción a la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaría convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). De esa reunión, estuvo excluida la organización mundial de campesinas conocida como la Vía Campesina. Descontenta con la definición oficial de la seguridad alimentaria y su uso para consolidar proyectos de libre comercio e inversión multinacional en la agricultura, la Vía Campesina desarrolló el marco de la soberanía alimentaria. En su declaración Soberanía Alimentaria: Un Futuro sin Hambre se define así: “Soberanía alimentaria es el derecho de cada nación para mantener y desarrollar su propia capacidad para producir los alimentos básicos de los pueblos, respetando la diversidad productiva y cultural. Tenemos el derecho a producir nuestros propios alimentos en nuestro propio territorio de manera autónoma. La soberanía alimentaria es una precondición para la seguridad alimentaria genuina” (Vía Campesina 1996).

Desde aquel entonces, la plataforma de la soberanía alimentaria ha sido usada por varios grupos en varias maneras, así que no hay una sola definición o manifestación de la soberanía alimentaria.

¿Qué podría ser la soberanía alimentaria?

En mi opinión, soberanía alimentaria es una propuesta visionaria de un futuro diferente. Dentro de este marco, entonces, no nos preguntamos lo que es, sino lo que podría ser. Si lo vemos de esta perspectiva, estamos reconociendo la posibilidad para un tiempo de transformación que en Bolivia se llama “Pachakuti” o “cambio de la tierra.” Me parece una visión apropiada si analizamos la transformación desde el nivel de la tierra y sus frutos.

Soberanía alimentaria puede ser relaciones justas entre la tierra y los agricultores, los campesinos y los mercados, los vendedores y los consumidores. Puede ser políticas justas desarrolladas democráticamente y con el mejor interés del pueblo. Puede ser la buena alimentación de cada persona para que crezca a su máximo potencial en este mundo, dejando atrás pobreza, hambre, y enfermedad. Podría ser Pachakuti….

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Viajé a las orillas del Lago Titicaca en Bolivia, así como al Altiplano Sur y los Salares, para conocer su manera de vivir y su producción de la quinua. En cada lugar, me preguntaba: ¿ésta es soberanía alimentaria?
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Sin embargo, soberanía alimentaria causa temor en el mercado y los poderes del Estado. Para ellos, la soberanía alimentaria puede ser una amenaza autárquica a su manera de organizar los sistemas de alimentación. Puede ser la pérdida de sus ganancias, su poder en la política, y su control de las decisiones. Puede arriesgar los acuerdos internacionales firmados y deslegitimar la economía del estado a nivel internacional. A la vez, podría ser una oportunidad para integrar un clamor de los movimientos sociales dentro de las políticas del Estado y así disuadirlos de su protesta….

¿Cómo podría ser la soberanía alimentaria una manifestación de la eco-justicia?

La soberanía alimentaria se trata de la construcción de un mundo mejor, hecho con fe, amor y relaciones justas con respeto a la Madre Tierra – la Pachamama. Es altamente espiritual y a la vez absolutamente cotidiana en cuanto a los rituales practicados para la siembra y la cosecha en muchas comunidades campesinas andinas. Integrar este respeto en la agricultura mundial significaría un “cambio de la tierra”, una transformación en la organización del régimen de la alimentación global.  Sería una agricultura eco-justa.

Se reconoce siete elementos de la plataforma de la soberanía alimentaria que podemos conectar a la construcción de la eco-justicia: la alimentación como un derecho humano básico; reforma agraria; preservación de recursos naturales; reorganización el comercio de alimentos; eliminar la globalización del hambre; paz social; y control democrático (Vía Campesina 1996).

CIMG0492 A ToledoCreo que el desafío para cada uno de nosotros que plantamos, cultivamos, cosechamos o – por lo menos – comemos, es intentar hacerlo de la manera más justa, para contribuir a la seguridad y la soberanía alimentaria. Cada uno de nosotros podemos construir un sistema de alimentación más justo, empezando con nuestras plantas y platos.

Miro a la mesa en esa comunidad del Lago Titicaca en Bolivia, y veo tantas variedades de su comida nativa: papa y quinua en veinte formas, choclo o maíz y habas. Las familias de esa comunidad han cuidado a las semillas de estas comidas por generaciones, entonces no solamente estamos agradeciendo a los y las compañer@s que plantaron, cuidaron, cultivaron, y cosecharon lo que está en la mesa, sino generaciones atrás y generaciones adelante. Por l@s que cuidaron, l@s que cuidan y l@s que cuidarán. Realmente, un momento sagrado.

Recursos:

 

OLYMPUS DIGITAL CAMERAAlexandra Toledo es una estudiante de Maestría en Indiana University, Bloomington, en los programas de Asuntos Públicos en la Facultad de Asuntos Públicos y Medioambientales (School of Public and Environmental Affairs) y Estudios Latinoamericanos en el Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños (Center for Latin American and Caribbean Studies). Su tesis se trata de las políticas de seguridad y soberania alimentaria en el Perú, donde acaba de culminar dos meses de investigación. Está motivada por la convicción que todas y todos merecen una alimentación digna y que el hambre mundial no es cuestión de comida, sino de voluntad política. 

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